Cuando una startup busca financiación, el camino puede estar lleno de obstáculos y sorpresas. Una de las mayores preocupaciones de los inversores es la dilución de su porcentaje de participación cuando la empresa emite nuevas acciones a precios inferiores a los acordados en rondas anteriores. Para sortear este riesgo, las cláusulas de anti-dilución se han convertido en un elemento fundamental en los pactos de socios y acuerdos de inversión.
En este artículo, descubrirás cómo funcionan estas cláusulas, por qué son tan valiosas para los inversores y qué consideraciones deben tener los fundadores para mantener un equilibrio justo. Acompáñanos en este recorrido práctico y estratégico.
Una cláusula de anti-dilución es un mecanismo contractual que protege a los inversores frente a la disminución de su porcentaje accionarial cuando una empresa emite nuevas acciones a un precio inferior al invertido originalmente. Su propósito es asegurar que el valor de la inversión inicial se conserve, manteniendo la participación de los socios o inversores en rondas de financiación posteriores.
Su importancia radica en ofrecer confianza y seguridad adicional al capital semilla y las etapas tempranas de crecimiento. Sin esta protección, un inversor podría ver reducido drásticamente su poder de decisión y su retorno potencial.
Existen dos modelos predominantes de cláusulas de anti-dilución, cada uno con sus ventajas y efectos sobre fundadores e inversores. Conocerlos a fondo es clave para negociar un pacto justo y equilibrado.
En una down round, cuando la valoración de la empresa disminuye respecto a la ronda anterior, se activa la cláusula. El impacto y la fórmula dependen del modelo elegido:
1. Full Ratchet: si un inversor pagó 1 € por acción y la nueva emisión es a 0,50 €, el ajuste fija el precio de conversión en 0,50 €, permitiéndole recibir más acciones como si siempre hubiera invertido a ese precio.
2. Weighted Average: utiliza una fórmula que considera el número previo de acciones (A) y emitidas (B) junto con sus precios (P1 y P2), resultando en un nuevo precio medio.
Por ejemplo, si antes hay 1.000.000 de acciones a 1 € y se emiten 200.000 a 0,50 €, el precio ponderado sería (1.000.000×1 + 200.000×0,5)/(1.200.000) = 0,92 € aproximadamente.
En España, la Ley de Sociedades de Capital reconoce el derecho de suscripción preferente, que permite a los socios actuales asumir nuevas participaciones antes de terceros. Sin embargo, las cláusulas de anti-dilución van más allá al regular específicamente las rondas con valoración inferior y ofrecer ajustes automáticos.
Su inclusión es negociable y debe realizarse con asesoramiento legal especializado. El alcance y las condiciones dependen del pacto entre los fundadores y los inversores, por lo que resulta esencial definir con claridad los términos de activación y el método de cálculo.
Imagina un inversor A que participa con 100.000 € en una empresa valorada en 1.000.000 € (pre-money). Obtiene un 10 % del capital. Un mes después, entra el inversor B con otros 100.000 €, pero la valoración pre-money ha caído a 500.000 €.
Sin cláusula de anti-dilución, el inversor A se diluye por la diferencia de valoración y reduce su porcentaje por debajo del 10 %. Si se activa una cláusula Full Ratchet, su precio de conversión se ajusta al nuevo precio, recuperando su 10 % original mediante acciones adicionales.
Para negociar eficazmente las cláusulas de anti-dilución, se recomienda:
Una redacción ambigua puede generar conflictos futuros, por lo que conviene detallar la fórmula de cálculo, los límites de emisión de nuevas acciones y cómo se comunicará a las partes.
Para los inversores, estas cláusulas representan una red de seguridad clave que fomenta la toma de riesgos en etapas tempranas. Saben que, ante una ronda a menor valoración, mantendrán su influencia y su retorno potencial.
Para los fundadores, es fundamental evaluar el coste de la emisión de acciones adicionales. Un modelo Full Ratchet demasiado agresivo puede diluir excesivamente su participación y afectar la gobernanza de la compañía. Por ello, muchos optan por fórmulas Weighted Average, que ofrecen un compromiso entre protección y flexibilidad.
En el ecosistema de startups, las cláusulas de anti-dilución han evolucionado hacia mecanismos más equitativos y personalizados. Algunas de las mejores prácticas incluyen:
De este modo, se logra un marco claro que refuerza la relación entre inversores y fundadores, generando mayor confianza y alineación de objetivos.
En definitiva, utilizar cláusulas de anti-dilución en acuerdos no solo protege las inversiones, sino que también promueve una cultura de transparencia y previsión en la gobernanza de la empresa. Con la combinación adecuada de modelo, redacción legal y compromiso mutuo, es posible construir pactos sólidos que impulsen el crecimiento sostenible y mantengan el entusiasmo de todos los socios involucrados.
Referencias