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Participa activamente como inversor si tienes experiencia

Participa activamente como inversor si tienes experiencia

30/05/2025
Maryella Faratro
Participa activamente como inversor si tienes experiencia

La inversión activa representa una oportunidad para los inversores más experimentados que desean control directo sobre la selección y el ajuste de sus activos. A diferencia de la gestión pasiva, aquí cada decisión cuenta y puede traducirse en rendimientos superiores al promedio del mercado.

Asumir un rol protagonista exige no solo conocimientos avanzados, sino también disciplina, dedicación y una metodología propia que permita adaptarse a las constantes variaciones del entorno financiero.

¿Qué es la inversión activa?

La inversión activa es una estrategia en la que el inversor, o su gestor, adopta un seguimiento cercano de los mercados. Mediante decisiones continuas de compra y venta, se busca potencial de obtener mayores rendimientos en relación con un índice de referencia.

Este enfoque implica analizar en profundidad empresas, sectores y tendencias macroeconómicas para detectar oportunidades únicas. A diferencia de la inversión pasiva, que replica índices, la activa persigue oportunidades de rentabilidad excedente asumiendo un mayor riesgo y un coste de gestión más elevado.

La relevancia de la experiencia en estas estrategias

La experiencia es el pilar fundamental de la inversión activa. No se trata únicamente de disponer de capital, sino de contar con conocimientos en:

  • análisis técnico de precios y volumen,
  • evaluación fundamental de balances y flujos de caja,
  • interpretación de indicadores macroeconómicos,
  • gestión del riesgo mediante stop-loss y límites operativos.

Un gestor experimentado sabe dominar análisis técnico y fundamental, establecer horizontes claros de riesgo y rentabilidad, y diversificar adecuadamente la cartera para mitigar riesgos no sistemáticos.

Midiendo la participación activa con Active Share

El índice conocido como “Active Share” mide la diferencia entre la cartera gestionada y su índice de referencia. Cuanto mayor es esta métrica, mayor independencia de la gestión pasiva y, potencialmente, mayor la posibilidad de lograr alfa.

Por ejemplo:

Rentabilidad comparada: ejemplos recientes

Estudios muestran que los fondos con acción activa del 90% pueden superar en hasta un 3% anual al benchmark, gracias a una selección cuidadosa de valores y un timing estratégico. Aquellos con un 80% alcanzan aproximadamente un 2% adicional, mientras que las carteras con menor actividad (40%) a menudo rinden por debajo del índice.

Sin embargo, estos logros dependen en gran medida de la habilidad del gestor y de las condiciones de mercado. Un entorno volátil o impredecible puede revertir tendencias positivas y generar disminuciones significativas.

Habilidades y herramientas clave

Para operar activamente se requiere:

  • Software de análisis de mercados en tiempo real.
  • Sistemas de gestión de riesgos, incluyendo alertas automáticas.
  • Acceso a research de calidad y fuentes de datos variadas.
  • Disciplina para documentar operaciones y evaluar resultados periódicamente.

Además, es fundamental contar con asesoramiento financiero especializado y participar en foros o redes profesionales donde compartir experiencias y estrategias.

Beneficios, riesgos y costes asociados

Entre los principales beneficios destacan:

  • Flexibilidad para adaptarse a cambios económicos.
  • Control directo sobre la asignación de activos.
  • Posibilidad de explotar nichos o sectores emergentes.

No obstante, los inversores activos enfrentan:

  • Comisiones de gestión y transacción más elevadas.
  • Mayor dedicación de tiempo y recursos.
  • Riesgo de errores analíticos o decisiones precipitadas.

La clave está en equilibrar la ambición de alfa con una adecuada política de costes y una estrategia disciplinada.

Inversión activa y criterios ASG

En el ámbito sostenible, la inversión activa cobra un matiz especial. Los gestores no solo toman decisiones financieras, sino que ejercen su poder como accionistas para impulsar buenas prácticas ambientales, sociales y de gobierno corporativo.

Mediante el voto en juntas o el diálogo con directivos, buscan alinear las empresas con criterios Ambientales Sociales y de Gobierno, generando un impacto positivo más allá del resultado económico.

Tamaño del fondo y capacidad de acción activa

Los fondos de gran volumen pueden tener limitaciones para desplegar estrategias muy activas. Invertir sumas muy elevadas en pocos valores reduce la liquidez y complica la operativa.

Por ello, algunos inversores optan por vehículos de tamaño medio, que ofrecen suficiente flexibilidad para concentrar apuestas sin sacrificar posición frente a la competencia.

Consejos prácticos para inversores experimentados

Si cuentas con experiencia y deseas dar el salto a la inversión activa, considera estos pasos:

  1. Define objetivos claros y mide resultados con métricas objetivas.
  2. Comienza con una combinación de estrategias activas y pasivas para minimizar riesgos.
  3. Revisa periódicamente tu cartera y ajusta pesos según el desempeño.
  4. Implementa límites de pérdida (stop-loss) para proteger el capital.
  5. Mantente informado de eventos macroeconómicos y regulatorios clave.

La inversión activa es un compromiso continuo. Solo quienes disponen de tiempo, disciplina y habilidades analíticas pueden aspirar a superar sistemáticamente al mercado y construir un legado financiero sólido.

En definitiva, participar activamente como inversor es un camino exigente pero lleno de posibilidades para aquellos que buscan maximizar su rendimiento y ejercer un rol transformador en las empresas y los mercados en los que invierten.

Maryella Faratro

Sobre el Autor: Maryella Faratro

Maryella Faratro